Comentario
Pablo Ruiz Picasso (1881-1973), sin duda la personalidad más genial de la pintura del siglo XX, nació en Málaga, hijo del profesor de Dibujo José Ruiz Blasco. Sucesivos traslados de éste a Vigo y La Coruña, acaban en 1895 en Barcelona. Pablo se prepara en la Escuela de Bellas Artes de La Lonja y dos años después ingresa en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando en Madrid. Para entonces domina ya los secretos de la pintura académica. Expone de manera individual por vez primera en 1900 en Barcelona, concretamente en aquella cervecería, cenáculo de intelectuales, llamada "Els Quatre Gats", inmortalizada por Ramón Casas, Pere Romeu y Picasso entre otros. Las primeras obras de Picasso se encuentran muy influidas por las corrientes diversas del fin de siglo, especialmente por los modernistas que frecuentan "Els Quatre Gats". En 1900 descubre París, estudia la pintura antigua del Louvre y la escultura clásica y preclásica; conoce la pintura de los maestros impresionistas y postimpresionistas. Quizá una obra como El Moulin de la Galeote (1900, Nueva York, Thannhauser Foundation), inspirada en la versión de Renoir de 1876, puede resumir su interés por el Impresionismo. Sin embargo su estética es muy diferente y está mucho más cerca de la pintura fuerte de Toulouse-Lautrec, expresada con negritud y ambiente sombrío, lejos de las luces optimistas de Renoir. El entusiasmo por París le hace volver, con estancias cada vez más largas. Vive en un ático con su amigo Max Jacob y tienen una sola cama: Jacob trabaja de día en unos almacenes y duerme de noche; Picasso pinta de noche y aprovecha la cama de día; en cierta ocasión, sin dinero y muerto de frío, quema buena cantidad de dibujos sobre papel para calentarse. Siempre que se agotan sus reservas vuelve a Barcelona, pero desde 1904 se establece definitivamente en París.Entre 1901 y 1904 Picasso estudia fundamentalmente a los postimpresionistas, especialmente a Degas, a Gauguin y a los Nabis; sus cuadros tienen una coloración azul que justifica el nombre de "periodo azul", aunque el pintor no estaba convencido de que en su obra existieran fases diferentes. Representan casi siempre figuras escasas y llenas de sufrimiento, que muestran un submundo de frío, hambre y miseria que él conocía bien. Quizá ese mundo esté reflejado mejor que en ningún otro cuadro en La planchadora (1904, Nueva York, Thannhauser Foundation), un óleo hecho a partir de estudios de Degas que representa a una mujer escuálida, triste, cargada por el trabajo y estéticamente muy relacionada -como otras pinturas de estos años- con la obra de El Greco, a quien Picasso admiraba, teniendo su estudio lleno de reproducciones de sus obras. Los tonos son neutros, gris, azul, ocre.En 1904 Picasso se instala definitivamente en París y va a vivir al famoso Bateau-Lavoir, un barracón de madera inmundo en la antigua place Ravignan, un rellano en la subida a Montmartre, en el que se reunían artistas y literatos tan importantes como Paco Durrio (h. 1868-1940), el fauvista Kees van Dongen (1877-1968), André Salmon (1881-1969), Max Jacob (1876-1944), que puso nombre al lugar, y Guillaume Apollinaire (1880-1918), que será el defensor literario del Cubismo. A partir de 1905 hay un progresivo endulzamiento de la profunda melancolía anterior. Empieza una etapa en la que el color azul comienza a mezclarse con un predominante tono rosa en diferentes gamas que dan nombre a la nueva etapa, "periodo rosa". La temática está tomada de Seurat y de Toulouse-Lautrec: el circo, personajes del circo. Pero no vistos en la eclosión de su éxito, sino precisamente en la normal apatía de sus vidas, con sus familias, con su soledad; son los arlequines, expresados con un acento patético. No presentan una novedad notable respecto a la etapa anterior, síno más bien un cambio de sensibilidad hacia una visión romántica de estas tristes vidas, hecho con una exquisita habilidad que sabe aprovechar los progresos de simbolistas y postimpresionistas.En 1905 mientras pinta en rosa hay un apreciable cambio en la temática, que se interpreta como una primera fase clásica o "época pompeyana". En efecto, Picasso se interesa por la pintura griega, y sobre todo por la escultura, y también por la escultura y la pintura egipcias, en busca de un primitivismo que le pondrá en el camino de sus descubrimientos cubístas. El cambio se aprecia ya en El tocado o La toilette (1906, Buffalo, AlbrightKnox Art Gallery); dos figuras femeninas, una vestida y otra desnuda, que resumen el canon de belleza clásica, la serenidad y la volumetría que encierran las pinturas de los vasos griegos de figuras rojas. Desaparece el sentido patético para centrarse en la forma y composición de la figuras. Pero su clasicismo es puro, no elaborado; Pícasso logra lo que tanto se había buscado desde el neoclasicismo sin encontrarlo: acercarse a la forma clásica pura. Por eso es tan diferente una obra de la fase clásica del pintor de otras de Puvis de Chavannes, de David o de Ingres, que, de algún modo, constituyen su punto de partida.El Retrato de Gertrude Stein (1905, Nueva York, MOMA) fue rehecho de rostro en 1906. Su importancia es vital porque marca un nuevo curso en la forma de pintar del autor y en la forma de concebir la realidad. Es posible que en 1905 Picasso conociese a Matisse, pero no se dejó influir por él. Aún Picasso era un provinciano poco conocido, lo que le permite moverse con libertad por el mundillo artístico. El Retrato de la Stein la presenta embutida en un sillón de tonos oscuros y su rostro, reformado, recuerda la atención prestada inmediatamente después a la escultura ibérica. Esta inspiración en relieves ibéricos, especialmente los que proceden de Osuna y se exponen por entonces en París, se aprecia más aún en su Autorretrato de 1906 (Filadelfia, Museum of Art), que insiste en las facciones angulares y la fuerza del volumen. El artista avanza hacia un sentido escultórico primitivo, con un canon que rompe con el clasicismo, y abandona las gamas rosas para entrar en los tonos ocres y rojo ladrillo, que recuerdan los de la pintura cerámica clásica. La exposición fauve de 1905 no produjo directa influencia en el pintor, pero sí indirecta: especialmente entró en contacto con la obra de Cézanne en 1906 y en la retrospectiva de 1907 en el Salón de Otoño. Estas exposiciones ejercieron notable influencia en los artistas de vanguardia y prepararon la obra maestra de Picasso en esta "fase precubista": Las señoritas de Aviñón.